¿Hablamos?
martes, 28 de diciembre de 2010
Prefacio
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Definitivamente de vuelta.
viernes, 1 de octubre de 2010
LIBROS SIN TINTA FUE ROBADO
El día de hoy curiosamente ingresé y me topé con la grata sorpresa de que ya se podía visualizar nuevamente, pero cerré la página y cuando quise volver a entrar me redireccionaba. Para los que preguntaron, el blog está intacto, no le movieron nada de nada, sigue el mismo diseño, las entradas completas, etc. Lo único que cambió fue el administrador (obviamente me sacaron ¬¬) así que, estoy a la espera de una respuesta por parte de blogger para recuperar LST. Ya envié 20000000 reportes y el día de ayer entablé conversación con una comunidad bastante amplia de sabios (realmente saben de internet). Así que, las probabilidades de recuperear la web son altas, hace falta que blogger intervenga para solucionar esto. Esperemos lo mejor.
Les pido de favor pasen la voz y compartan esta web, ya que por medio del wordpress los mantendré al tanto de la situación y continuaré subiendo los libros. Disculpen las molestias, espero se pueda resolver lo antes posible.
En cuanto vuelva todo a la normalidad se los notificaré. Únanse a las redes sociales del blog para hacerles llegar la información nueva.
Muchas gracias Ely, Joksan, Mau, Cristina, Elisa, Ivonne, Luis, Ana, Juan, y si me falta alguno me lo hacen saber. Gracias por su apoyo y paciencia el día de ayer. Perdonen las molestias.
Copien esta entrada y péguenla en sus páginas si desean apoyar a LST. Se los agradeceré infinitamente,
NOTA IMPORTANTE: SI TIENEN BLOG Y UNA BLOGGER CON EL NICK DE ENHEIDA Y UNA FOTO DE VIEJITA FELIZ LOS SIGUE, NO DEN CLIC EN SU PERFIL. ELIMÍNENLA DE INMEDIATO.
viernes, 13 de agosto de 2010
SE BUSCA
Se busca personaje de chico gótico para rolear en foro White Storm. El motivo es conquistar a esta preciosa chica. Queremos darles aires nuevos al internado, tenemos muchas mejoras e ideas, pero necesitamos gente nueva, y si alguien es capaz y esta interesad@ en este personaje pues se lo agradeceríamos mucho.
domingo, 1 de agosto de 2010
Una nueva historia
Shawn, mi historia
Vivo dividida entre dos mundos en aparente paz.
Soy la pieza clave de esta tregua entre los no muertos y los cambiaformas...
Pero algo no funciono bien en mi cuando nací...pues no soy nada.
Solo una humana.
Una humana entre colmillos y garras.
Quereis saber que me depara el futuro?
Pues leer mi historia.
La historia de Shawn.
miércoles, 14 de julio de 2010
Aquí estamos ¿Que es esto? Anda el prefacio. Empezamos de nuevo.
domingo, 27 de junio de 2010
La deseperación de esperar. (historia corta)
-Señor- No necesito girarme para saber que es uno de mis demonios. La maldita ceremonia va ha comenzar. Me levanto sin ganas. No puedo evitar dejar de contemplarla, tan bonita y pequeña, cualquiera diría que es abrasadora como el fuego y arrasadora como el agua. Beso su frente destemplada y rozo sus labios con mis dedos.
-Volveré pronto pequeña.- me giro para comprobar que estamos de nuevo a solas. -Te amo- susurro en sus sordos oídos mientras rozo su oreja con mi boca. O quizás, no tan sordos, pues me ha parecido ver un amago de sonrisa,o simplemente puede que me este volviendo loco. Salgo de la enorme habitación, pero al cerrar la basta puerta de madera, siento que algo mío se a quedado al otro lado.
COMENTAD PORFIS. Nos leemos.
domingo, 6 de junio de 2010
Un aporte
Decir que en la imagen lo que caracteriza a la chica son los típicos elementos de los demonios y los ángeles. Si seguís la historia sabréis que ni las afras ni los demonios están acompañados por esos elementos. Pero lo que es importante, la lucha de las dos partes en Nalhué y su división se ve claramente.
Muy agradecida y siempre vuestra: Arae. Nos leemos.
jueves, 22 de abril de 2010
Mientras tanto...
Espero que os guste...
*Las puertas se abren, enorme ante mi. Me aferro a todo lo que encuentro a mi paso, lanzo mis mejores ataques, peor nada. Mis llamas no afectan al hombre que tira de mis pies, separandoem de mi casa, de mi madre. Dicen que es mi padre, pero yo no tengo de eso. Quiero llorar, pero no lo hare, porque ya soy un niño mayor, un hombre*
El golpe de la puerta al cerrarse me despierta con un sobresalto. El olor a azufre advierte a mis sentidos, mi visitante era otro demonio, adivino quien.
Dejo caer de nuevo la cabeza en mi almuada forrada de seda. La ventana esta abierta, creo que entre por ahí anoche. Hasta el suave cantar d elos pajaros me molestas con la resaca.
Vuelvo de nuevo en mi, supongo que he dormido durante hroas. me levanto de la cama y busco algo que ponerme, encuentro mis calzoncillos junto a la ventana. Recuerdo parte de lo qu epaso anoche, supongo que bebí demasidado en la misión. Nunca me había alegrado tanto de que las afras pierdan sus poderes al liarse con humanos. Si no, la madre de la chica, mi objetivo, me habría hecho polvo, no estaba como para defenderme.
Entro en el salón y encuentro otra de esas carpetitas que tanto me gusta, ironicamente por supueto. La abro con aburrimiento para encontrame con una belleza de ojos violetas, que novedad. Esta tiene cabello largo y oscuro, tiene pienta de gustarle las motos, atacare por ahí. Algo en el papel capta mi atención : "MADRIR".
Una sonrisa se apodera de is rostro, beso la foto de la chica y corro a prepar el equipaje -Al parecer, vuelgo a casa- pienso mientras no puedo dejar de sonreir y acaricio la foto de Clara que tan celosamente guarde durante años.
domingo, 28 de marzo de 2010
Información que quizás les interese
domingo, 21 de marzo de 2010
AGRADECIMIENTOS
Tengo mucho que agradecer y a muchas personas que hacérselo. Yo creo que la base de todo escritor comienza con su amor a la lectura, y mi amor a la lectura se debe a mi madre que siempre me ha enseñado lo importante que es un libro para crecer, participes de este amor a la literatura han sido también todos esos autores estupendos que han ido poblando mis sueños con sus magnificas obras y por supuesto mi profesora de literatura Susana que me ha enseñado ha amarlos aun más si cabe. Por otro lado esta mi padre, al que no le gusta leer y nunca he visto con un libro en la mano, pero que ha soportado de forma paciente mis peroratas sobre afras y demonios y mis continuos desvaríos. A mi novio que a tenido que soportar que le leyese cada capitulo, a mi primita Aroa por ser la criaturita más dulce y lista con su corta edad y a su madre por regalárnosla en estos momentos difíciles. A las maravillosas chicas de los blogs, en especial a Dawn, por ser un magnifico ejemplo a seguir y una estupenda referencia, a Hanna, que me ayudo con mi inicio en estos mundillos, a Analieta y sus garabatos, que sin duda es toda una artista, y a Gem, por acordarse de mi blog cuando ni yo misma lo hacía.
Por último quiero dedicar mi primer libro a una persona muy especial, a mi abuelo, aunque estamos en momentos difíciles los superemos juntos, puesto que tienes una familia que te adora y unos nietos que te admiran, todos juntos escribiremos nuestra propía historia.
Gracias a todos, por todo y por más.
Sois consciente de que son muchas las personas que he de agregar a esa lista que hace tiempo escribí, pero ahora no puedo ni es el momento. Esa historia que entre todos los miembros de mi íbamos a escribir, todas esas cosas que teníamos que superar han llegado a su fin, he perdido a esa persona especial a la que dediqué mi primer libro, y aun sabiendo hace tiempo que pasaría, no se como a sucedido.
sábado, 13 de marzo de 2010
EPÍLOGO
-¿Luís? ¿Qué haces tú aquí?- mi pregunta fue totalmente audible y mi voz sonó como siempre, un buen signo.
-Anda, yo también me alegro de verte. Pues que tu amiguito a accedido a dejarme que te vele mientras el es nombrado.-
-¿Nombrado? ¿Quién? ¿De que me hablas?-
-Bueno, sería agradable decirte que Alejo a pasado de ti durante esta semana que has estado transpuesta y demás, pero soy un tío bueno, un gran defecto- añadió lo último con un guiño- el llamitas ese a estado aquí día y noche esperando a que te despertase, pero El Consejo de los doce y también El Consejo afras y demonios lo han elegido como el sustituto de su padre y ahora lo están nombrado en vuestro jardín, durante la fiesta que el ritual requiere, algo con lo que el no estaba de acuerdo.-
-Espera, si el a sido elegido como sustituto de su padre El Consejo acepto mi petición, por lo tanto de “vuestro” jardín nada.-
-Ahí te equivocas guapa- toda la alegría que me había invadido con la noticia se me escapo- los viejales decidieron que como solo eras medio demonio solo tenias la mitad de las leyes o algo así, así que la herencia se repartió entre los dos herederos, pero míralo por el lado bueno, te has librado de los cargos políticos.- la verdad es que visto así tenía razón. La puerta de el que al parecer seguía siendo mi dormitorio se abrieron y Sol entro luciendo un espectacular vestido dorado que resaltaba realmente su piel dorada y su cabello intensamente rojo. Era tan ajustado que no dejaba nada a la imaginación algo a lo que ayudaba la cantidad de tela de la que estaba hecho.
-¡Se ha despertado!- su emoción me confundió bastante, yo siempre pensé que ella era amable conmigo por su posición, pero su alegría revelaba algo más.-Estaba preocupada- musito ante la cara de asombro que Luís y yo compartíamos.
-Estoy bien, enserio, no te preocupes- retire las sabanas y me levante.
-No deberías levantarte así- me regaño el afra.
-Estoy fuerte como un toro, y huelo como uno, necesito una ducha-
-Estupendo, yo mientras buscare algo para que se lo ponga, si se apura puede llegar al nombramiento- Sol ya se había puesto en marcha.
-Gracias, Sol, haces gala de tu nombre- sonrío con una dulzura que la hacía diferenciarse por completo de sus hermanas mayores.
Tras la estupenda ducha volví a la habitación confiando en que Luís se hubiese marchado, pues había olvidado coger ropa limpia y estaba liada en una toalla. Salí con disimulo al principió, pero como la estancia parecía desierta camine tranquilamente.
-Que sexy- casi se me cae la toalla de la impresión, Luís estaba junto al gran espejo y por eso no lo había visto.
-¡Sal ahora mismo!- a causa del susto casi se me cae la toalla y utilice sin querer utilizar a la sumisión. Luís salio en apenas un par de segundos.
Me acerque a la mesita de noche y conseguí algo de ropa interior limpia, un conjunto de sujetador y cullot negros con una cintita roja, sencillos y cómodos. Un estridente chillido se escapo de mi garganta cuando, estando sentada en la cama tras acabar de ponerme la parte de abajo del conjunto, apareció en el centro de habitación una gran montaña de llamas que se fueron extinguiendo de forma progresiva hasta convertirse en el maniquí de busto de la otra vez. Esta ves en el había un sencillo vestido blanco de corte actual, con el largo a media pierna y tirantes finos a la sisa, afortunadamente la falda tenía vuelo y no se ajustaba. Junto a ella apareció la joven demonio.
-Siento haberos asustado- el tono con el que lo dijo revelo que no era del todo cierto -pero esta es la mejor forma de llevar cosas grande, y ahora en marcha.-
Me puse el vestido y ella me peino de forma sencilla, recogió los bucles de mi cabello un poco dejándolos caer en cascada. Utilizo algo de maquillaje para hacerme ver mejor y me entrego los zapatos del conjunto, para mi sorpresa eran unas sencillas sandalias sin tacón.
-Solo por esta vez porque aun esta débil- aclaro ante mi evidente alegría.
Salimos de la habitación y Luís esperaba en la puerta. Le pedí disculpas y le dije que no había sido mi intención usar la sumisión, con todo aclarado pusimos rumbo al jardín.
Al parecer el blanco era el color predominante en estos acontecimientos, los árboles del jardín llevaban cintas blancas y se habían puesto mesas de bebidas y comidas varias con manteles a juego. La música sonaba de fondo con piezas de piano que iban desde sonatas hasta jazz. Camine entre la gente que eran tanto afras como demonios, todos ataviados con trajes de fiesta y caros vestidos. El ambiente era tan relajado que era imposible pensar que estas dos especies estuviesen en una guerra tan encanecida como la que tenían.
-No te dejes engañar, si se comportan así es porque este acontecimiento es importante para ambas especies- las palabras fueron susurradas a mi oído, me gire y me encontré con mi madre que automáticamente me abrazo con fuerza.
-Estas preciosa cariño-
-Tu también- respondí reparado en el bonito vestido azul turquesa que llevaba.
-Tengo que volver a mis asuntos, sabes Aspir a sido sustituida en La Asamblea de las doce y me han propuesto su lugar- supuse que La Asamblea sería como El Consejo.
-Me alegro por ti, entonces continua- la abrace de nuevo y busque a Luís que venía detrás mía.
-Me he enterado de lo de tu madre- me miro durante unos segundos.
-No me duele, para mi era más una desconocida que una madre, para mi mis padres son humanos, ella me dejo con ellos porque se avergonzaba de tener a uno de los alterados por hijo.-
-¿Los alterados?- cada segundo de mi vida aparecían más cosas raras. El se río ante mi cara de confusión.
-Si, así llaman a los afras chicos y las demonio chicas, Sol es una alterada.- mire hacía la chica que estaba a mi lado, ella sonrío e hizo el gesto de victoria con los dedos.
En ese momento una voz sonó por encima de todas pidiéndonos que nos colocáramos en el lugar del nombramiento porque la ceremonia iba a tener lugar, todos obedecimos como corderos obedientes y nos agrupamos cerca del estado.
Sobre este estaba el chico más guapo que había visto en mi vida, vestía un traje negro con una camisa mostaza que resaltaba sus ojos naranjas, el cabellos castaño brillaba con la luz del sol. Su expresión era de desesperación y no paraba de mirar el reloj de pulsera y a una de las ventabas de la casa, mi ventana.
-Esto es un gran nombramiento, y como tal debemos contar con elementos imprescindibles- la voz que había anunciado el ritual pertenecía a Marc White en su papel de maestro de ceremonias.- En primer lugar los doce miembros del consejo han de estar presentes- uno a uno fuero subiendo los otros diez hombres que lo componían- como debe ser también tenemos que tener entre nosotros al nuevo miembro,- Alejo saludo con respeto al público y al consejo -y por último necesitamos al padrino del iniciado, en este caso sería madrina, pues es una mujer el demonio más cercano a el, pero por causas de salud no se encuentra entre nosotros.- comprendí entonces que se trataba de mí y sin pensarlo dos veces levante la mano y lo llamé.
-Espere señor White, estoy aquí- los murmullos llenaron el aire y la gene me abrió un pasillo hasta el escenario. Ante la asombrada mirada de todo el consejo y sobre todo de mi ahijado me coloque a su lado y apreté con carillo su mano.
El acto duro aproximadamente una hora en la que cada miembro del consejo le dijo a Alejo una ley de debía ser cumplida y una cualidad de los gobernantes, el debía jurar cumplir esa ley hacerla cumplir e intentar tener esa cualidad. Yo solo estaba de florero, pero me gusto poder apoyarlo en un momento tan importante de su vida. Cuando todo termino me abrazo con fuerza aun con toda la gente mirando.
-No sabes lo que te he extrañado- no paraba de repetirlo mientras me apretaba entre sus brazos.
-Me vas a hogar- conseguí musitar.
-Lo siento- me soltó pero no del todo- es que me moría por creer que por salvarme a mi te pudiera pasar algo a ti.-
-No seas tonto, solo necesitaba descansar- me miro con cara de desacuerdo.
-Si claro, como yo. Me han contado toda la historia, incluida tu petición al consejo, gracias por todo.-
-Déjate de palabras y agradécemelo bien- le dije con un descaro que no era propio de mí, sus ojos se abrieron de par en par antes de que lo cogiera del cuello y lo trajera hacia mí para besarlo. Con una impaciencia propia de un animal hambriento irrumpí en su boca con mi lengua y me deleite al probar de nuevo su sabor, su respuesta fue automática y me aferro por la cintura para atraerme más hacia el, la necesidad de tenerlo junto a mi que había sentido al acercase su muerte se había convertido ahora en un incontrolable deseo que me abrasaba. Me separo de el con cuidado y temí ser la única que sintiese esa necesidad, una voz interrumpió mis miedos.
-Alejo tu madre te busca- cogidos de la mano bajamos del escenario y entramos en la casa. Clara estaba en la cocina mirando a los camareros hacer. Se giro y nos sonrío de forma calida.
-Nalhué cariño, que sorpresa ha sido cuando has salido entre la gente, me alegro de que estés bien.-
-Gracias- le respondí abrazándola.
-Alejo- cambio la atención a su hijo- en tu habitación he dejado algo para ti.-
-Vale, ahora lo veo- salimos de la cocina y subimos por las escaleras hasta el dormitorio que ya no parecía tan lúgubre. Sobre la cama había una cajita. Cuando su propietario la abrió pude ver una daga parecida a la que yo misma tenía de mi visita al consejo.
-Es una daga ceremonial-
-Créeme, lo sé- le dije con un suspiro, el río abiertamente.
-Tendré que usarla en las reuniones, así que hasta entonces la guardare- se puse en pie y la guardo en uno de los cajones que había en un escritorio junto a la puerta. Yo tome ese gesto como la señal de que ya nos marchábamos, me acerque a la puerta cuando el me cogío por la muñeca.
-¿A dónde cree usted que va Señorita Bermúdez?-
-Regreso a la fiesta Señor Onetti-
-Te crees tu que te vas a escapar tan fácilmente- su tono de voz era ronco y pícaro a la vez. Haciendo gala de la fuerza de los demonios me tiro en su cama y se coloco sobre mi con sus manos apoyadas a cada lado de mi cara, comenzó a besarme de tal forma que todo me daba vueltas y solo quería tenerlo más cerca de mí. La necesidad de su cuerpo me gritaba haciéndome sentir cosas que nunca había sentido. Sus manos estaban en todas partes, su aliento en mi cuello, la firmeza de su deseo contra la parte baja de mi vientre haciendo aumentar mi avidez de el y provocando que los suspiros se escaparan de mis labios y los gruñidos nacieran en su garganta. Un mordisco juguetón en el cuello me hizo abrir los ojos. Alejo brillaba más que nunca envuelto en llamas rojas, y supe que yo también lo hacía. Mientras a nuestro alrededor las sabanas, el colchón y la cama en general, se calcinaban sin que a ninguno de los dos nos importase.
Fin
martes, 9 de marzo de 2010
Capitulo 31: Fuego vital, fuente de vida.
-Señora lo siento, pero dice que si esta en esas condiciones ya no hay nada que hacer y que esta atendiendo asuntos importantes como para malgastar su tiempo con un caso perdido.-
-Márchate- no esperaba que mi voz sonase tan fría como lo hizo, pero poco me importaba en ese momento. Me levante con el crujido de la puerta al cerrarse y me acerque a la chimenea que había frente a la cama. Nunca había utilizado ninguno de los medios demoníacos, pero ahora me disponía ha hacerlo. Encendí el hogar con un movimiento de mano, respire y pensé en la persona con la que quería comunicarme, la imagen de medico apareció claramente entre las llamas.
-Ya le he dicho a su siervo que no hay nada que hacer.- actuaba de forma aburrida como quien habla a un niño -no pienso ir.-
-Le seré clara señor Koning, o viene inmediatamente, o yo misma me encargare de rastrearle por toda la faz de la tierra y cuando lo encuentre hacer que su eminencial culo de catedrático arda hasta que ruegue piedad. Aclarado esto ahora le pregunto ¿Esta seguro de que no va a venir?- el silencio que acompaño a su expresión de asombro duro un par de minutos.
-Enseguida voy-
-Eso pensaba- termine la conversación pasando la mano frete a mi rostro y apagando la hoguera.
Volví junto a la cama y espere mientras la tranquilidad de la estancia y la impaciencia me revolvían el estomago y me alteraban los nervios. Me sentía tan sola, sabía que la actitud que había tomado en las últimas horas era la adecuada, si quería sobrevivir en este mundo tenía que ser una mujer fuerte y segura, dejar de llorar cada vez que las situación me superase y asumir mi destino. Pero entonces comprendí que no tendría porque asumirlo sola, estaba mi madre y Clara. ¡No había avisado a Clara!.
-¡Sol!- casi antes de que dijese su nombre la puerta se abrió y la chica apareció en ella, esta era la parte buena de ser su “Señora” aunque odiaba ese termino.
-¿Señora?-
-Necesito un barreño con agua- su cara no cambio de expresión, asintió y desapareció.
Cuando tuve el barreño frente a mi seguí el mismo proceso que con el fuego de la chimenea. Tras unos minutos de espera una soñolienta Clara apareció en la superficie regular del agua.
-Clara tienes que venir enseguida, tu hijo esta muy mal- su rostro perdió todo rastro de sueño enseguida y yo incapaz de decirle nada más sin que la voz me fallara corte la conexión.
El enfermo gimoteo a mi lado y yo me afane en volver a su lado. Al acercarme unos preciosos ojos naranjas se abrieron para recibirme, con su brillo de siempre y las espesas pestañas que los hacían aun más intrigantes. Movió los labios, que estaban secos y agrietados, pero de ellos solo salió un balbuceo inteligible. Después cerro los ojos de nuevo y su respiración se dificulto aún más. La puerta se abrió una vez más en esta agotadora noche.
-Comienza a hacer enema- fue el saludo del medico al entrar en lúgubre estancia- esto no tiene arreglo señorita, ya se lo dije, pero aquí estoy ¿Qué quiere que haga?-
-Que busque una solución, siempre se puede hacer algo- en respuesta se froto las sienes de la cabeza intentando recobrar las esperanza.
-La única solución sería un milagro, este joven a perdido su energía vital que es imprescindible para que un demonio o un afra pueda vivir, lo que nosotros los demonios llamamos su llama vital y las hijas del agua llaman su fuente de vida, para el caso es lo mismo. Esta agotado y ya no tiene nada que hacer.-
-Pero usted dijo que se recuperaría- mi acusación estaba cargada de resentimiento.
-Se perfectamente lo que dije, porque se suponía que el recargaría la energía que le faltaba para recobrar la conciencia, pero es evidente que no lo ha hecho. Y siento decepcionarla señorita, pero esto no es como la sangre de los humanos, lo hay trasfusiones.-
Sin dignarme a responderle me senté de nuevo en la silla de la que me había levantado para recibirle y le ignore. Note movimiento a mis espaldas y me gire para encontrarme a la que se había convertido en mi compañera.
-Señora tal vez debería cambiarse y quitarse ya ese pesado vestido, le he traído esto para que pueda cambiarse en el baño- me tendió unos vaqueros que tenían aspecto de cómodos y una camiseta de hombre. Así que había estado ocultándome la ropa cómoda y dándome modelitos sexys.
-Tienes razón, gracias- tomo las prendas y entre en baño. No quería entretenerme por miedo a que lo pero pudiese pasar mientras yo estaba en el baño, pero me enjuague la cara con agua y me solté el pelo de todas aquellas pequeñas orquillas que me estaban matando. Metí las manos en los bolsillos de los vaqueros y encontré una goma, una pequeña sonrisa agradecida curvo mis labios. Utilice la goma para recogerme el pelo en una coleta que me permitiese apartarlo de la cara pero que no me hiciese doler aun más la cabeza.
Cuando salí Andriana reposaba su cuerpo en el marco de la puerta del baño y Clara había ocupado mi lugar junto a la cama.
-Cariño- dijo mi madre mientras me abrazaba.
La mujer de algodón de azúcar me miro directamente a los ojos y me quede perdida en su mirada, en la desesperación que emanaba y la cantidad de ruegos que encerraba. Sin más se levanto y camino hacía mí sin dejar de mirarme a los ojos, entonces me abrazo como nunca lo había hecho nadie antes, notaba todo lo que sentía y es que ambas sentíamos lo mismo, a muchos les dolería la perdida de Alejo, pero solo el dolor de ambas era equivalente. La sentí llorar temblar entre mis brazos y me di cuenta de que yo no podía flaquear, había demasiada gente que ahora dependía de mi. La ayude a volver a la silla y ella se dejo caer como un boxeador derrotado.
-Que alguien traiga otra silla- ordene al aire, cuando llegue al otro lado de la cama la silla me esperaba. Me senté y mire como Clara tomaba la mano de su hijo y con la otra intentaba retirarse las lágrimas que una tras otra bajaban por sus mejillas. Mire de nuevo al moribundo y casi falle en mi propósito de ser fuerte, acaricie con cariño sus mejillas, un cosquilleo me recorrió las yemas de los dedos. Dude por un segundo si eran imaginaciones mías, pose la palma completa de la mano en su rostro y comprobé que el cosquilleo se hacía más fuerte. Jadee por la sorpresa y levante la mirada hacía todos los ocupantes de la sala, el medico, seguramente por mido a mi amenaza, aun no se había marchado, entonces sus palabras me resonaron de nuevo en los oídos y decidí probar algo. Me levante con determinación y encarame una rodilla en la cama acercándome cada vez más a su ocupante. Todos me miraban con ojos inquisidores sin ser capaces de comprender que pretendía hacer. Respire profundamente y coloque mis manos a cada lado de la cara de Alejo, entonces me acerque a sus labios y lo bese como nunca antes lo había echo, intente poner en ese beso toda mi alma y mi energía, todo lo que yo era y que me hacía amar lo que era el. Las sacudidas eléctricas me sacudieron de pies a cabeza haciéndome sentir calambres, los ojos se me abrieron de forma involuntaria a causa de los espasmos y el dolor me recorría libremente, los brazos me fallaron y estuve apunto de desplomarme, pero unas manos me sujetaron por la cintura y me pareció ver el lugar de Clara vacío. No pude más y deje de luchar contra el dolor, me deje caer y las manos que me habían servido de apoyo no pudieron hacer nada para evitarlo. Me cabeza choco contra el pecho de Alejo tibio y agradable, y entonces los murmullos de voces aparecieron en la habitación, pero automáticamente fueron apagados por los latidos de un corazón y las sombras de la inconsciencia.
domingo, 7 de marzo de 2010
-Acércate a la mesa.- la voz que nos había recibido volvió a sonar, esta vez claramente provenía de la figura central.
Con paso firme y una determinación que no tenía me acerque hasta ellos. No se me ocurría como saludar, pues sabía que había un ritual para esto, uno que yo había olvidado aprender. Desesperada busque ayuda entre mi guardia y encontré a Sol reclinada en la pared frete a mi. Con sutileza me indico que levantase mi vestido y sacase la daga que llevaba en el muslo, yo lo hice sin pensarlo, mostrando sin quererlo mis piernas al extraño público. Después me indico que clavara la daga en la mesa, creí que estaba loca o que pretendían que me mataran, pero cuando mire a la mesa que tenía delante y todas las marcas que esta presentaba comprendí que ella tenía toda la razón. Con toda la fuerza que fuí capaz clave la daga en la tosca madera, dejandola clavada en esta.
-Mis saludos miembros del consejo.- por suerte la respuesta no se hizo esperar.
-Devolvemos tus saludos Nalhué. Estas aquí esta noche porque debes ocupar el cargo que te a sido otorgado en este órgano.- y aquí estaba el problema yo no quería este cargo, yo no quería nada de lo que había ganado por asesinato.
-Esperamos que la casa haya sido de su agrado, es una de las propiedades más antiguas en el poder de los demonios.- tenía que decir lo que había venido a decir.
-La casa es preciosa pero…- antes de que pudiese terminar la frase el me interrumpió.
-Nos alegramos de que le guste. Sabe es usted un ser curioso, una profecía que anunciaba su nacimiento, un equilibrio perfecto entre dos especies, haciendo que en realidad sea parte de las dos y a la vez no pertenezca a ninguna, definitivamente querida se encuentra entre agua y fuego.- me miraba como aun proyecto de ciencias y eso no me gustaba un pelo. -Es usted realmente especial y en sus manos tiene mucho poder, ¿supongo que es usted consciente de ello? Siento mucho que mi colega el señor Onetti perdiese el control de esas formas, pero no podemos olvidar que se causa era noble, el se preocupaba mucho por su especie, que en parte también es la tuya, y….- en esta ocasión fui yo la que lo interrumpió, no tenía ganas de más charlas de cortesía.
-El caso ¿señor?-
-White, Marc White-
-Pues señor White, es que yo no quiero ser la heredera de su colega. No quiero la casa ni nada de lo que hay en ella, tampoco deseo cualquier otra de las propiedades del señor Onetti, así como tampoco sus cargos políticos-
La sala perdió todo el silencio que hasta entonces había reinado en ella, el resto de los componentes del consejo comenzaron a hablar entre ellos y a murmurar cosas inteligibles.
-Niña insolente,- la voz de una mujer surgió sobre el resto dirigiéndose directamente había mí.- como te atreves a venir aquí a cuestionar las leyes por las que nos hemos regido durante siglos, no conoces nada de nuestra especie y sin embargo eres capaza de rechazar lo que nuestra ley te da por haber estado en peligro.-
El bullicio seguía subiendo y entre el escando pude distinguir frases que hablaban de desacato a la autoridad y falta de respeto a las leyes. El hombre del centro volvió a recobrar el control de la sala al tercer intento, después de probar con gritos y llamamientos y no servir de nada utilizo sus poderes para churrascarlos a todos un poco.
-Eso que dices es muy grave- me hablaba de nuevo a mi -nuestras leyes son muy estrictas sobre este tema y nadie se a atrevido nunca en cuestionarlas porque ellas representan lo que somos. Como tienes una falta de educación sobre nuestra cultura puedo ser un poco más condescendiente contigo, pero aun así tengo que aplicarte un castigo.- no comprendía lo que decía, ¿Por qué querían castigarme ahora? -serás condenada a cumplir los deseos de la orden durante tres meses.- la evidencia me golpeo como un puñetazo, esos tres meses terminarían conmigo esperando por lo menos un niño y me negaba a que eso se produjese. Pero era verdad que yo estaba desobedeciendo la ley, y también era comprensible que quisieran que yo la respetase, pero tenía que salir de este nuevo aprieto como fuese.
Una idea acudió a mi mente, esperaba que funcionase, porque no tenía plan B.
-Disculpen si los he ofendido. El caso es que yo quiero hacer cumplir las leyes, y por este mismo motivo me niego a aceptarlo que me han asignado.- las miradas se clavaban en mi, unas con rabia, otras indiferentes, pero también las había curiosas y pensativas.- Como antes el señor White dejo bien claro yo no soy por completo demonio, así pues no puedo recibir toda la herencia.- desee con todas mis fuerzas que funcionase. -Por lo tanto el que debería heredar sería el primogénito del fallecido.- ahora si que me miraban todos con atención.
-El consejo tendrá en cuenta sus argumentos y su petición, pero ahora debe marcharse.- comprendí que Marc pretendía calmar los humos al hacer desaparecer mi presencia.
-De acuerdo, gracias por su atención- retire mi daga de la mesa y volví a colocármela en el muslo. Antes de que lograse darme cuenta mis hombres estaban de nuevo tras de mí y la capa descansaba sobre mis hombros.
-Vamonos a casa- suspire mientras cruzaba e nuevo el umbral mágico que nos había llevado hasta allí.
De nuevo estábamos en el edificio abandonado con la esperanza prácticamente perdida y un posible castigo cerniéndose sobre mis espaldas.
-Salgamos de aquí por favor.- con la misma rapidez de antes los hombres se encargaron de retirar los tablones y permitirnos el paso. Caminamos por las calles ahora desiertas, la visita que había parecido realmente breve se había extendido durante horas. Hacía nosotros se acercaba una pareja de jóvenes, ella apoyaba la cabeza en el hombro del chico y ella sujetaba con dulzura su cintura. Mis ojos se quedaron prendidos de la bella escena anhelando el poder disfrutar de esa tipo de cosas sin que alguien intentase apoderarse de mi vida. La pareja siguió hacía delante sin fijarse ni un segundo en nuestro peculiar grupo.
Al llegar ante la puerta de la mansión puede ver un papel blanco ondeando en esta, había sido clavado en la madera con un puñal muy parecido al mío.
El consejo esta discutiendo su petición, hasta entonces le pido encarecidamente que no haga nada más que pueda dificultar la situación. Estimo enormemente a Alejo y por ello le agradezco su deferencia hacía el chico, en agradecimiento a su actitud y por propio interés intentare por todos los medios que acepten.
Marc White.
Quede impresionada por como habría podido hacer llegar la nota hasta allí en tan poco tiempo, decidí que sería otro truco de demonios y que no tenía ningún interés en saberlo. Entre en la casa y antes de que nadie pudiera hacerlo por mí me quite la capa que cada vez me resultaba más pesada. Mi mal humor y mi falta de ánimo se hacían más que palpables en el ambiente, sobre todo por las pequeñas llamitas de fuego que jugueteaban entre mis dedos.
Camine hasta mi habitación sabiéndome sola, ya que había visto a todos mis acompañantes marcharse uno a uno o en grupos. El vestido se me enredaba en los tobillos y las botas ya no parecían ni mucho menos tan cómodas como cuando me las puse. Estaba mareada por el cansancio a causa del esfuerzo que había supuesto para mí abrir el portal, no conocía del todo mis poderes y en ocasiones gastaba más energía de la que podía permitirme. Prácticamente jadeaba pasillo adelante cuando la puerta de la habitación de Alejo se abrió.
-¡Señora, señora!- los gritos del joven demonio eran enloquecedores. Corrió por el pasillo hacía mi y literalmente te arrojo a mis faldas sollozando como un perrito abandonado. -Lo siento mucho, yo no se que a pasado, intente localizarla pero no sabía como- entonces comprendí que todo lo que iba mal era apenas un adelanto de todo lo que podía ir mal. Corrí por el pasillo arrastrando al chico de unos diez años conmigo. En la habitación prácticamente en penumbra Alejo brillaba en centro de la habitación, su luz que siempre había sido tan intensa para mí se veía tenue y distante. Se estaba apagando, lo notaba con cada latido de su corazón y de mío, veía como la vida se escapa de su cuerpo de forma constante, lenta y mortífera. Me acerque junto a su cama con las rodillas temblando y sudor frío mojándome por la espalda. Esto no debería estar pasando, todo el mundo me había dicho que se recuperaría, que solo se trataba de cansancio, pero ahora su vida se estaba extinguió antes mis ojos. Tome su mano y aparte algunos cabellos castaño de su frente, solo podía pensar en lo mucho que lo necesitaba, en tanto como anhelaba tenerlo junto a mí, yo que nunca había querido nada que nunca había deseado conservar nada con las suficientes fuerzas para luchar, era irónico que ahora que tenía algo, mejor dicho alguien, que quería conservar par siempre se escapase de mi sin que yo pudiese hacer nada, absolutamente nada. Abrí los ojos que había cerrado sin darme cuenta, -Siempre se puede hacer algo- me dije a mi misma, no había llegado hasta aquí para rendirme, Alejo era mío y no dejaría que nadie me lo arrebatase y mucho menos la fría muerte.
viernes, 5 de marzo de 2010
Ayudemos a Chile
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martes, 2 de marzo de 2010
Capitulo 29: Portal
-Es precioso- musite mientras rozaba con mis dedos la suave tela.
-Me alegro que le guste mi señora, pero no hay tiempo que perder y su pelo tiene bastante trabajo- asentí mientras me sentaba como Sol me indicaba en el banquito que había frente al tocar de forja. Observe los frascos que ella había depositado allí, intente enfocar mi atención y ver algo, pero fue inútil.
Cerré los ojos para pasar el dolor de cabeza que la tarde de investigación forzada me había ocasionado, el trabajo de las manos de mi improvisada peluquera en el pelo me relajaba y me inducía al sueño. Cuando abrí los ojos los rizos habían desaparecido de mi cuello y estaban entrelazados en un cuidado moño alto con pequeños adornos negros que resaltaban con el color de mi cabello.
-¿Esto es porque eres un demonio?- pregunte asombrada.
-No señora- río ella- es porque me gusta la moda. Nos falta el maquillaje.- según lo dijo lo hizo, con lápiz de ojos y sombras grises resalto mi mirada, utilizo demás cosas, que yo no sabía ni lo que eran, para hacer que no me reconociera ni yo, parecía mucho mayor, más madura, justo lo que necesitaba para la situación que se me presentaba por delante.
-Ahora el calzado- se dio la vuelta y apareció con una caja enorme- he observado que no esta acostumbrada a llevar tacones, por eso he escogido esto- me tendió la caja y la abrí. En ella había una preciosas botas de cuero que llegaban hasta la parte baja de las rodillas, con cordones que se entrelazaban desde el tobillo hasta el final de ellas, tacón alto pero ancho y resistente.- Con ellas le será mucho más fácil andar.- me quite los vaqueros y me las puse. Sol vino hacía mi con el vestido en sus brazos, yo me quite la camiseta rápidamente y la ayude a pasarme el vestido por la cabeza. Ella me apretó el corsé tirando de las cintas, después me coloco la gargantilla. Mira hacía delante donde me encontré de frente con el gran espejo. No era capaz de reconocer a la mujer que se encontraba frente a mí, en primer lugar por que era una mujer, y yo siempre me había considerado una niña.
Ya iba a salir de la habitación cuando Sol me llamó. Me gire en redondo hacía ella, en sus manos sostenía una vaina de muslo, en ella sobresalía la empuñadura de una daga preciosa.
-Creo que quizás le sea de ayuda- sin decir nada más me levante el vestido y la abroche entorno a mi muslo derecho. Ahora si estaba preparada, salí de la habitación con Sol a mi espalda. Según recorríamos los pasillos de camino a la puerta de salida los que se habían convertido en mis demonios se iban uniendo a nosotras, como si de mi ejercito personal se tratasen. Al llegar a la puerta Marina y Susana estaban situadas a ambos francos de esta. Con gestos mecánicos colocaron una capa negra en mis hombros, levantaron la capucha y la dejaron caer sobre mi cabeza. Extendieron la capa que caía hacía atrás y se situaron detrás de mi junto a Sol. Y así cruce las puertas de la que ahora era mi mansión, como una peligrosa guerrera de la antigüedad acompañada por su ejercito, aunque ni era peligrosa, ni era una guerrera.
Fue al salir a la calle cuando fui consciente de la gran conmoción que yo y mi grupo podíamos causar a los viandantes, más en una hora punta como era esa. Pero ninguna mirada indiscreta se posó sobre nosotros, las exclamaciones no aparecían a nuestro paso y nadie parecía reparar en nuestra presencia.
Sin comprender por qué, pero sabiendo perfectamente a donde tenía que dirigirme guíe a los míos hacía un extraño y abandonado edificio. Las puertas estaban bloqueadas por dos tablones de madera, me pare ante ellos y dos de los demonios más fuertes no necesitaron otra señal para actuar, se situaron frente a estas y los arrancaron de cuajo. Avancé entre las penumbras del edificio arrastrando tanto la capa como el vestido por el polvoriento suelo y levantando nubes. Mis pasos me llevaron hasta una sala circular y de altos techos, la reconocí al instante, era un umbral al consejo, llevaba toda la tarde leyendo sobre esto así que no debía serme tan difícil. Me situé en el centro como sabía que debía hacer, mientras mis acompañantes me rodeaban en un circulo a tres o cuatro metros de mí. Uno a uno fui llamándolos por sus nombres, nombres que la mayoría de las veces tuvieron que decirme, y les daba permiso para liberarse, tras esto sus cuerpos comenzaban a arder liberando todo el poder demoníaco que llevaban en su interior y convirtiéndose en espectaculares antorchas gigantes. Cuando todo el mundo estuvo preparado llego mi momento. Me deje arrastrar por las fuerzas que latían en mi interior, el agua y el fuego me dominaban en igual medida, haciéndome parte de ambos, por lo que sentía como el calor inundaba mi cuerpo que a la vez se sentía fresco y relajado, abrí los ojos para encontrar como olas y llamas violetas me rodeaban por completo ante la asombrada mirada de mi audiencia. Ahora solo quedaba el último pasó. Levante los brazos y utilicé toda la potencia de mi voz.
-¡Consejo de los doce, aquí estoy, soy Nalhué y tus puertas deben abrirse para mí!-
En el mismo orden en que se habían encendido, cada una de las antorchas fue extinguiéndose, dejando así por último mi propia llama. Sonada de no se sabe donde una voz masculina y gutural nos dio la bienvenida.
-Nalhué por derecho propio las puertas del consejo siempre deberán permanecer abiertas para ti.- sin más una luz apareció frente a mí y se fue ampliando hasta poder ver a través de ella un amplio pasillo. La amplitud que había alcanzado la luz era suficientemente alta y amplia para que pasasen tres como yo. Me cuadre de hombros y mire a mis espaldas. Mis tropas se habían reagrupado en el mismo orden con el que habíamos salido de la mansión. Volví a mirar hacía delante, baje las manos por el vestido hasta notar el mango de la daga en mi muslo, acaricie la empuñadora bajo mis ropas, tomé aire y cruce al otro lado.
domingo, 28 de febrero de 2010
Capitulo 28: Leyes
Levante la vista de la pila de papeles que tenía delante, me escocían los ojos, estaba apunto de arrancarme el pelo y no había tocado el plato de comida que me habían dejado. Nadie entendía porque me tomaba tan a la tremenda este tema, nadie entendía que yo odiaba ser la dueña de la herencia que por derecho pertenecía a Alejo, que no quería un cargo entre la gente que tanto afán habían puesto en intentar controlarme, solo quería salir de todo ese lío, seguir con mi vida y no preocuparme de si algún día daría a luz a un ser completo.
Apoye la cabeza en la mesa y resople otra vez, como si eso fuese a aclararme las ideas de forma mágica. Volvía leer el mismo párrafo que ya casi tenía grabado en la mente, el que explicaba eso de que un demonio atacado tiene derecho a matar a su atacante y heredar sus bienes; esto me daba la opción de atacar a Alejo y que el me matara. Era evidente lo que fallaba en mi súper plan, yo no quería morir y Alejo no me mataría, y menos aún que estaba completamente transpuesto en una de las habitaciones de la enorme mansión. Las vistas de los jardines de la mansión no tenían desperdicio, había decidido sentarme en el jardín para realizar mi tarea, el clima de junio era bastante agradable y me sentiría muy bien si no fuese por lo que estaba haciendo y el motivo de esto.
-Trabajas demasiado-
-Hola mamá- respondí a la voz sin levantar la cabeza de la mesa. Su mano recorrió mi espalda igual que hacia en los primeros meses de pesadillas tras la muerte de mi padre.
-Clara esta con Alejo- comento mientras se sentaba a mi lado.
-Normal, es su hijo. ¿Cómo esta ella?, esto debe serle especialmente duro.-
Espere pero no obtuve respuesta, por lo que levante la cabeza de la mesa y la mire. Mi madre siempre había sido bonita, pero ahora rodeada de vegetación y liberada de todo lo que ocultaba estaba preciosa. La contemple admirando lo fuerte que había sido y todo lo que había pasado.
-¿Me has dicho algo?- volvió de donde se encontrase y centro su atención de nuevo en mi.
-Te he preguntado por Clara-
-Ah, pues esta bien. Sabe que lo de Alejo no es serio y se alegra de que ambos hayáis salido bien parado de un encuentro con la bestia esa.- asentí como respuesta. -Anda come- me pidió mientras señalaba el plato de pasta que había en uno de los laterales de la mesa. Comí por obligación, sin ganas y sin atención, tragaba con trabajo y sentía como con cada bocado se me cerraba cada vez más la garganta. Mi madre asentía al verme comer, eso siempre le ha hecho sentir que yo estaba sana y como sabía que en esos momentos necesitaba más que nunca verme así acabe comiéndome todo el plato, pero no sin enfuerzo.
Hacía poco que había terminado de comer cuando Clara se nos unió. Una extraña paz inundaba su rostro, algo que yo no entendía. Su hijo estaba como en coma, no sabíamos cuando volvería a recobrar la conciencia, pero ella brillaba como si hubiese alcanzado la cumbre de la perfección, entonces lo entendí. Usenko había muerto, ahora no tendría que compartir a su hijo y vivir con el miedo a que su padre lo reclamase para misiones a causa de su condición de demonio, ahora Alejo estaba a mi cargo y yo lo quería más de lo que me quería a mi misma, y ella sabía eso.
-Señora- de forma lenta aparte la mirada de Clara y la pose en Sol que reclamaba mi atención desde la puerta. -faltan apenas dos hora para su visita con el Consejo y debe prepararse. Tiene todo lo necesario en sus aposentos y ahora mismo iremos para ayudaros con vuestro cabello.-
-Tienes razón Sol, enseguida voy-
-Como gustéis- ofreció como despedida junto con una inclinación antes de volver dentro.
-Cuando termines de arreglarte no estaremos así que suerte- mi madre me sonreía pero esta sonrisa no llegaba a sus ojos.
-Suerte Nalhué-
-Gracias mamá y a ti también Clara- inspire con fuerza y solté el aire con un suspiro, me di la vuelta y seguí el rumbo de Sol.
miércoles, 24 de febrero de 2010
Capitulo 27: Señora.
-Señora aquí esta la ropa que me había pedido- el cambio de comportamiento había sido de trescientos grados desde nuestro primer encuentro.
-Gracias Sol.- mire el camisón que llevaba puesto, raso rojo con encajes en los tirantes y el escote, claramente no era de mi estilo. -Sol,-la llame antes de saliese de la habitación tras dejar la ropa en los pies de la cama -deja de llamarme Señora.-
-Si Señora- bufe como protesta mientras ella salía.
Me acerque a examinar la ropa, realmente no confía en lo que estas demonio consideraban discreto y menos aun después de el camisón que llevaba puesto. Al parecer esta vez no estaba tan mal, unos vaqueros de talle bajo, pero los suficiente alto para poder mantenerlo todo dentro y una blusa roja algo ajustada pero llevable, al menos sin tener en cuenta el escote demasiado prominente. No tenía otra cosa que ponerme así que me vestí sin pensármelo demasiado o no lo haría. Despues entre al baño me mojé un poco el cabello para ahuecármelo con las manos. Esta lista para la rutina que había llevado durante esta semana. Recorrí con lentitud los pasillos del enorme edificio de estilo victoriano que había sido propiedad de los Onetti desde hacía décadas y que ahora tras los hechos acontecidos me pertenecía a mi. Llegue a la puerta de roble y la preocupación que ya sentía se incremento al saber lo que me encontraría cuando la cruzase. Entre y me senté junto a la cama, tome su mano y me quede mirando como sus ojos se movían bajo los parpados, no soportaba verlo así pero no podía hacer nada más y no iba a dejarlo solo. Según habían dicho solo había que dejarlo descansar, intentando rescatarme había lanzado intitules ataques de fuego, que contra otro demonio apenas tenían efecto, y menos cuando este es más fuerte que tu, se había agotado hasta este extremo y ahora solo nos quedaba esperar que descansara y estuviese listo para recuperar el conocimiento.
-Señora- la estridente voz venía de la puerta así que me gire a mirar- el consejo a solicitado verla esta misma noche.-
Sabía que esto pasaría, a fin de cuentas no solo había heredado una preciosa casa, unas sustanciosas cuentas bancarias y varios siervos incondicionales, también venía en el lote un estupendo puesto en el consejo demoníaco y en el de acuerdos con las afras. Todo ello como resultado por haber matado con a su anterior ocupante, las leyes de los demonios eran algo extrañas. Si un demonio mataba a otro sin motivo el era igualmente condenado a muerte, pero si el demonio asesinado había atacado previamente a su asesino este heredaba todas sus posesiones.
-Claro- conteste, el hombre asintió y volvió salir. -Sabe- le dije a Alejo aun sabiendo que no me oiría- necesito tu ayuda con esto, sabes que no soy un demonio, y tener una parte demonio no hace que esto sea más fácil ¿Sabes?, necesito que despierte y me expliques como salir de esta- ni un solo cambio se produjo en el. Me levante de la silla y me encamine hacía la puerta, pero antes le bese suavemente en los labios.
-Sol- llamé.
-¿Señora?- la muchacha apareció de inmediato. Resignada a que no conseguiría que me llamase de otro modo no me moleste en protestar.
-Necesito que me busques algo adecuado para llevarlo esta noche-
-Enseguida Señora- y con una reverencia desapareció envuelta en llamas.
Seguí por el pasillo principal sin saber a donde me dirigía. Habría recorrido apenas un par de metros cuando el teléfono que llevaba en mi bolsillo trasero empezó a sonar, era el primer móvil que tenía y se había convertido en cuestión de necesidad.
-Hola mamá, me alegro de oírte- lo dije de forma automática por que era la única que me llamaba.
-Hola cielo, Clara y yo vamos para ya a ver a Alejo- su voz sonaba cansada.
-De acuerdo, avisare para que no os achicharren- era lo más común que podía pasar cuando las afras se acercaban a las mansiones de los demonios.
-Gracias cielo, nos vemos pronto-
-Adiós mamá- seguí caminando como opción para despejarme. Sin darme cuenta comencé a aumentar el ritmo, cada vez mas hasta que acabe corriendo por el enorme pasillo que parecía infinito. Los cuadros eran borrones en los márgenes de mi vista y los demonios que por allí rondaban me miraban preocupados, pero a quien le importaba. El pasillo se termino en una enorme y blanca puerta doble. La empuje con toda la fuerza de mi cuerpo y el impulso de venir corriendo desde lejos. Frene en el centro de la increíble sala cuyas pareces estaban completamente llenas de estanterías repletas de libros. Me acerque a una de ellas, eran novelas en su mayoría. Pero al cambiar de estante me di cuenta que a excepción de dos estanterías el resto contenían registros de datos de los demonios. No me contó mucho encontrar una con el nombre de mi padre. En el se relataba de forma detallada toda su vida, la aparición de sus poderes y todos sus cambios, acompañados con fotos de cada periodo de su vida, esto era un gran descubrimiento que tenía que investigar con mas detenimiento, pero este no era el momento, Clara y mi madre estarían al llegar y yo tenía que encontrar un motivo para no convertirme en parte del gobierno demoníaco, tenía mucho que hacer y nada de tiempo que perder.
domingo, 21 de febrero de 2010
Capitulo 26: Cosas de demonios.
Tome una de las puertas que llevaban a las escaleras de emergencia, con un poco de suerte no nos toparíamos con nadie. Mis pies resonaban estrepitosamente contra la escalera metálica, por mucho que yo me esforzase en pisar con cuidado y mi acompañante no era de ayuda. Continué nuestro complicado descenso, los brazos me dolía por el esfuerzo y el sudor me empapaba por completo. En varias ocasiones estuvimos cerca de caer y en una de estas el vestido que llevaba puesto se había desgarrado en un tirante al engancharse con la barradilla. Estaba quejándome de mi mala suerte y regocijándome en la autocompasión cuando el ruido de unos pasos lejanos y nerviosos que subían me alertaron del posible pasillo. Me asome al hueco de la escalera y pude ver las luces naranjas que se encontraban cinco platas por abajo y acortando distancia. Asustada y demasiado cansada para usar ninguno de mis poderes intente volver por donde había venido pero ellos eran demasiado rápidos y yo llevaba demasiado peso. Lo intente de todos modos y arrastrado a mi compañero como podía me di la vuelta y comencé a subir las escaleras de nuevo, el esfuerzo me dejaba la garganta seca, tenía ganas de vomitar y estaba enormemente mareada. Conseguí llegar una planta más arriba, donde había otra de esas puertas que llevaban al interior del hotel. Entre de nuevo, mis pies se enredaron con la moqueta y me caí de bruces contra el suelo arrastrando el cuerpo semiinconsciente conmigo. Casi me era imposible volver a levantar a Alejo que cada vez parecía pesar más, lo arrastre como pude pasillo adelante, cuando llegue a otro pasillo que giraba a la derecha cinco o seis metro mas adelante no me lo pensé y fui directa a el. Nada más dar la vuelta en la curva el sonido de la puerta metálica que daba a las escaleras me alerto, hice acopio de fuerzas y tire más fuerte de mi compañero, las sombras de varios cuerpos cruzaron el pasillo principal que nosotros habíamos dejado atrás. En es momento me di cuenta de que si conseguía girar la curva que había delante de mi conseguiría ocultarme y seguir avanzando. Los brazos me dolían y tenía calambres por todo el cuerpo, las gotas de sudor bajaban y dibujaban caminos por mi espalda descubierta, las cenizas se habían quedado adheridas en algunos partes de mi piel y los rizos se me pegaban a la cara, las lagrimas por el esfuerzo me resbalaban por las mejillas, estaba cansada, asustada y bastante traumatizada, pero no pensaba rendirme. Cual fue mi decepción cuando al dar la vuelta a ese maldito pasillo me encontré con la puerta de una habitación, nada más ni una salida, ni otra opción que una triste ventana por la que pude comprobar los veinte pisos que nos separaban del suelo. Los pasos nerviosos volvieron a sonar esta vez acompañados de voces impacientes, resuellos de cansancio y exclamaciones de descontento. La desesperación se apodero de mí y comencé a golpear la puerta de la habitación mientras rogaba a sus posibles ocupantes que nos abriesen, como es evidente esto no hizo otra cosa que alertar a nuestro perseguidores de donde nos encontrábamos. En cuestión de segundos el pequeño rellano del pasillo fui invadido por una quincena de cuerpos altos y bien formados aunque las edades eran diversas, desde los diecisiete a los cuarenta años calculé. Las fuerzas me abandonaron por completo y las lagrimas de esfuerzo se convirtieron en un torrente violento que me oprimía la garganta. Me deje caer en el suelo y con la poca energía que me quedaba me acerque hasta el cuerpo de Alejo, le coloque la cabeza en mi regazo mientras con los dedos peinaba su cabello castaño. Siempre he sido una luchadora, pero incluso las fuertes luchadoras tienes sus malos momentos y este era el peor momento para mí, me sentía tan pequeña e insignificante, no importaban mis poderes que el cansancio me impedía usar, y tampoco ninguna profecía que no podría salvar y que solo me había causado problemas, cerré los ojos y espere el final.
Golpes amortiguados contra el suelo me hicieron abrir los ojos de nuevo, ante mí se postraban los quince hombre con una rodilla clavada en la moqueta, alce la cabeza y los mire desconcertada.
-Que tu chispa prenda con fuerza nueva señora, nuestro fuego te será fiel hasta tú final- sus voces monocordes me dejaron estupefacta y la solemnidad del juramento me bloqueo por completo.
En mi regazo los preciosos ojos naranjas de lo que sin poder evitarlo me había enamorado se abrieron y pestañearon.
-Esa eres tú- susurro su propietario temblando antes de caer en la inconsciencia.
miércoles, 17 de febrero de 2010
¿Les gustan los rol?
Se trata del internado White storm, y como su propio nombre indica es un internado, en esta caso para niñ@s bien y chic@s becados. Entre sus anticuisimos muros se enconden millones de historias y aventuras por vivir, pero eso depende simplemente de vosotros. Os invito a pasaros.
http://whitestorm.foroactivo.net/
martes, 16 de febrero de 2010
Capitulo 25: Lenguas azules.
Arae
Jadeante y agotada me deje caer en el suelo aun asida por las dos chicas que me habían estado sujetado durante la supuesta ducha, porque me habían lavado igual que aún coche. El agua fría se proyectaba sobre mi piel con punzadas de dolor, me castañeaban los dientes mientras la tercera de las demonio me frotaba con una esponja como quien limpia los cristales, pero no me queje, porque a fin de cuentas no serviría de nada.
Tras la ducha me rizaron el pelo, con lo que hicieron un increíble trabajo la verdad, marcaron cada rizo con un gran cuidado, haciéndolos perfectos y definidos, por lo que aunque el pelo me había clareado bastante durante este extraño periodo además ahora parecía mas claro aun, casi rubio dorado. También me maquillaron, aplicándome potingues y cosas que no había viso en mi vida, si querían hacer que alguien pensara que todo esto era por decisión mía se equivocaron con este paso. Para vestirme me dieron un precioso vestido de corte a media pierna, que marcaba la cintura y el pecho y se ataba en el cuello, pero ahora gracias a todos ellos odiaba el color, era violeta.
Después de todo esto me arrastraron a la habitación de nuevo. Alguien la había limpiado y ventilado en nuestra ausencia. Yo me prepare psicológicamente para que me ataran de nuevo a la cama, pero en lugar de eso me llevaron hacia la mesa con dos sillas que había en un extremo de la estancia. Me sentaron allí y allí permanecí. Los minutos se desperezaban lentos y distantes y yo estaba tan nerviosa que si hubiese tenido fuerzas estaría saltando. Los murmullos se la habitación paralela me estaban trastornando, podía sentir claramente que Alejo estaba al otro lado y eso impacientaba aun más. Mi atención se centro en escuchar ellos murmullos e intentar averiguar algo de ellos, empezó entonces a escucharse claramente lo que decían.
-Es tu obligación y debes cumplirla no me vengas con gilipoyeces Alejo.-
-Usenko, no lo voy a hacer, es mi última palabra.-
-Sabes que a mi tu palabra me importa poco. Y ¿Qué es eso de llamarme por mi nombre?- estaba realmente enfadad.
-No pienso llamar padre a alguien como tú, se de que pasta estas echo y no quiero se igual.-
-Puedes ser como quieras, incluso si no quieres admitir que soy tu padre es cosa tuya, pero ante todo eres un demonio y como tal estas a mis ordenes, además se me ocurren buenas formas para convencerte. Chicas- la última palabra sonó como si hubiese pegado la cabeza al altavoz de una ambulancia.
Fue entonces cuando me di cuenta de que había estado usando mis extraños y difícilmente controlables poderes. La ducha debía de a ver limpiado de mi los polvos que Usenko había estado espolvoreándome todos los días. A su llamada las demonios se hicieron levantarme, esta vez no me sujetaron por lo que yo trastabillaba torpemente con las sandalias de tacón negras que me habían puesto. Sin estar tan débil me habría caído con ellas así que estas condiciones no podía ser menos. La puerta se abrió cuando yo me arroje sobre ella y caí de rodillas en la alfombra de la habitación contigua. Alejo se precipito rápidamente a recogerme del suelo y sentarme a su lado. Mientras miraba la cara del cerdo sentado frente a mi me contenía para no hacerlo desaparecer, pero no era el momento, estábamos completamente rodeados de sus hombres y nos matarían sin pensarlo.
-Bueno aquí esta la florecílla, y claramente es malva- se río de su estúpida broma.- bueno las cosas están así guapa, o Alejo acepta ser el padre de tus hijos, o busco a alguien que te los haga, y te aseguro que no faltan candidatos.- me estremecí de asco al escucharlo hablar. -Yo se que tu preferirías que fuera él, por todo esa historia del amor y demás, pero si el no quiere tendré que tomar medidas- no sabía que hacer, tenía cada vez mas ganas de hacer que ardiera en llamas o algo por el estilo, pero seguía sin ser el momento, mis divagaciones se rompieron cuando la voz en grito de Alejo las interrumpió.
-!Jamás, ¿me has oído bien?, jamás?.-
-Muy bien hijo, no me dejas otra opción.- los guardias que hasta ese momento habían permanecido tan exánimes que parecían estatuas cobraron vida y lo cogieron arrastrándolo hacía atrás. Usenko me arrastro de nuevo a la habitación y despachando a las demonio me arrojo sobre la cama. Asco era todo lo que sentía disipando incluso el miedo á que le pasase algo a Alejo. La piel me picaba revelándose contra el contacto indeseado que sin lugar a dudas iba a sufrir en breve mientras veía a mi captor desabrocharse la camisa. Había estado tanto días encadenada a esa cama que me costo recordar que ahora era libre. En cuanto fui consciente de ello me levante y huí. El me persiguió por la estancia, su frente perlada de sudor provocaba arcadas en mi estomago, intente abrir la puerta de la habitación para huir, golpeé la fuerte madera con ambos puños porque no era capaz de pensar nada mejor. Sentí su aliento en la nuca y sus ojos recorriendo las curvas de mi cuerpo, me gire rápidamente para poder defenderme, pero me había acorralado contra la puerta. Su blanca sonrisa me recordaba a un lobo hambriento, con las sudorosas manos busco mi cintura, pero en el momento en el que me toco llamas azules comenzaron a deslizarse por mi cuerpo, pasando al suyo, lamiendo cada parte de su piel, consumiéndolo en el fuego de mi odio y convirtiendo en un montón de pálidas cenizas a mis pies.
Salí corriendo de la asquerosa habitación cuyo olor a muerte me retorcía las tripas. Nada más entrar en la otra estancia todo el mundo se paro de lo que estaba haciendo y las miradas se posaron en mí. Alejo colgaba inconsciente de los brazos de uno de los bárbaros que me habían custodiado.
-¡Arded!- grite dejando claro con mis pensamientos a quien iba dirigida esta orden. Sin más todos los que se encontraban en la habitación fueron sustituidos por grupos de cenizas, en uno de estos cayó el joven demonio aun sin conocimiento.
domingo, 14 de febrero de 2010
Capitulo 24: Cautiva.
-Tranquila pequeña- su voz se parecía tanto a la de Alejo que comencé a temblar- no te haré daño, al menos hasta que consiga de ti lo que quiero.- la risa que salio de su garganta resonó en mis oídos dejándome la certeza de que la oiría muchas noches en mis pesadillas.
De lo que ocurrió después apenas si me entere de nada, el miedo se oprimía en mi garganta mientras ese ser se regocijaba en su triunfo, los miembros de su grupo, porque alguien como el nunca iría solo, se movía de un lado a otro como eficientes hormiguitas cumpliendo ordenes exactas. Ninguno de los poderes que había descubierto en mi servia por más que lo intentase y la desesperación que me producía cada intento fallido se acumulaba haciendo más difícil el controlarlos. Me encontraba atada y amordazada contra el mismo banco donde me había dejado capturar, la frustración me inundaba de pies a cabeza y la estridente voz de aquel maldito tipo me daba dolor de cabeza, en un principio me había parecido igual que la de su hijo, pero me equivocaba, le faltaba la ternura y la alegría que la suya desprendía.
-No quiero tonterías, debemos llevar a la chica al hotel y cuidar de que no se escape. Mi hijo no es problema, en cuanto sepa que la tenemos vendrá a buscarla como una llamita apagada.- todos asintieron ante la orden de su jefe y se pusieron en marcha. Dos tipos me agarraron cada uno de un brazo, yo forcejeé al principio, provocando el enfado de uno de mis opresores que en un arrebato de furia hizo aparecer una llama naranja en la palma de su mano. Su amenaza no me asusto para nada, pero en la llama pude ver la imagen de Alejo llegando a donde nos encontrábamos, sabía que no tardaría mucho y no podía permitir que lo atrapasen también a el, me tragué el orgullo y me deje llevar. Cuando afloje por completo la resistencia de mi lucha las llamas nos lamieron las piernas si llegar a tocarnos, en apenas unos segundos todo lo que me había rodeado se esfumo dejando a su paso un intenso fuego naranja.
El mobiliario de un hotel apareció ante mes ojos, aunque más propio sería decir que nosotros aparecimos en el centro de la habitación. Mis opresores me arrojaron a la cama y me ataron a esta mientras el líder me espolvoreaba unos polvos que me hicieron estornudar.
-Esto hará que no queme las cuerda o utilice cualquiera de sus poderes para escapar.-
-Pero señor- protesto uno de los que me habían sujetado y que tenía pinta de pensar con los músculos que no le faltaban -si es un simple niña aunque se la profetizada no es ni un demonio ni una afra completa.-
-Estúpido por eso mismo, no entiendes que no conocemos de lo que es capaz ni los poderes que esconde. Para vencer a tus enemigos tienes que anticiparte a ellos.- su vasallo escarmentado bajo la cabeza y acompañado por su compañero abandonaron la habitación en pos del resto de los miembros del grupo, dejándome a solas con el Señor Onetti, del cual desconocía su nombre.
-Al parecer mi hijo al fin cumplió la misión que le encomendé, ya era hora ¿Sabes la de tiempo que lleva buscándote?. Y el muy imbécil lo deja todo por ti después de tanto trabajo. En eso se parece a su madre, te lo aseguro. Pero bueno, el caso es que el trabajo esta hecho, tu estas aquí y él lo estará pronto, entonces hará lo que debe, o si no será peor para ti.- la risa sustituyo las palabras de su garganta haciendo que me estremeciera, deseando por igual que Alejo me rescatara y que se alejara no mas posible de este monstruoso ser, aunque fuese su propio padre.
Tras este primer encuentro sus visitas fueron continuas y cada vez mas desagradables. Mi cuerpo no soportaba la postura en la que llevaba atado una semana completa, con breves excursiones al baño, de las cuales al volver el dolor que me invadía se amplía al ver la cama. En ese periodo de tiempo apenas había bebido, y mucho menos comido, me sentía desfallecer con cada movimiento que realizaba y el sudor perlaba mi frete y recorría mi espalda. Era este mismo sudor el que había estado empapando durante este tiempo, provocando que hasta a mi misma me diesen arcadas mi propio olor corporal. Lloraba y pataleaba dentro de mí, pero nunca lo hice en su presencia, era consciente de lo mucho que disfrutara ese maldito canalla de mi sufrimiento, por lo que apretaba los labios aguantando los calambres que me sacudían y maldecía en silencio.
La única presencia que veía aparte del tipo ese era la de sus perros de pelea, es decir los dos musculitos que me habían arrastrado hasta allí. Ese cambió fue el que el octavo día de mi cautiverio hizo que me sin poder evitarlo un nudo se aferrase a mi estomago. Un nudo que aumente cuando en las tres chicas que entraron percibí de forma sutil el inconfundible aroma de Alejo, estaba totalmente segura de que era de el porque estaba mezclado con un pequeño toque a algodón de azúcar, no había duda. Las jóvenes sonreían y reían como locas al señor Onetti que las acompañaba. En cuanto estuvieron suficientemente cerca para verme y antes de que lo hicieran cerré los ojos y me hice la dormida.
-Joo Señor, ¿no podemos dejarla así?- escuche la lastimera petición sin saber si eso era bueno o malo para mi.
-No Susana-río el aludido- por muy destrozada o por muy mal que huela- su cara de asco se noto en la voz- Alejo la ama y eso no lo cambiara.
-Pero será más fácil para nosotras- intervino otra provocando que las otras riesen.
-Bueno chicas cambiemos de tema- se acerco hasta la cama y me tiro de un pie- Despierta bella durmiente, te he traído una sorpresa- abrí los ojos con pereza y encontré a los cuatro a los pies de la cama mirándome, todos con asco, pero el de ellas era diferente, los celos se pintaban en sus rostros, que la verdad eran bastante bellos.
-Estas son las tres únicas demonios vivas, eran cuatro hasta que tu madre atravesó a la mayor. Están aquí para asearte y adecentarte un poco.- no me lo podía creer, pero había sido lo suficientemente amable como para no hacerme pasar por el mal trago de ser lavada por los brutos que solían velarme.
Sin más palabras él se fue y me dejo con en las manos de las tres chicas. Se acercaron a la cama y me fueron desatando sin ningún cuidado, las marcas en carne viva que me había hecho las cuerdas al intentar moverme me escocían a más no poder y las lágrimas amenazaban mis ojos.
Apoyada en los hombros de la que al parece era Susana y una tal Marina, que había sido la segunda que había hablado, me llevaron hasta el baño. Sin ningún tipo de sutilizas me arrancaron la ropa que estaba asquerosa y me empujaron al plato ducha. El agua fría me espabilo y aclaro mis idas, algo que debía haber sido evidente me azoto en este momento como un látigo de siete puntas: Alejo había venido a búscame, ahora los dos estábamos perdidos.
jueves, 11 de febrero de 2010
Premio
Pues es sencillo, este premio es para aquell@s escritor@s de blog que estan buscando a sus personajes.
Intrucciones:
1-Agradecer a quien te lo dio.
2-Decir el motivo por el que estas buscando a tus personajes.
3-Entregar el premio a alguien que tambien este a la caza.
y el premio es para Dani de el lector de mentes: http://eldm.blogspot.com
miércoles, 10 de febrero de 2010
Capitulo 23: Primer Encuentro
-He venido a protegerte- todo era cada vez más raro.
-¿A protegerme, pero tu, comó tu?-
-¿Desde cuando eres de confianza? Estoy seguro que estas aquí por tu madre- las acusaciones de Alejo me estaban atontando más aun, no entendía de que narices estaban hablando estos dos.
-Yo no he venido por mi madre, aunque no se si se puede decir lo mismo de ti y tu padre, me han informado de tu misión, y veo que casi la has conseguido.-
-Mira gilipollas métete en tu asuntos-
-¿A quien llamas gilipollas, idiota?- la cosa se estaba calentando y cuando me fui a dar cuenta estaban peleándose.
-¡Quietos!- ordene intentando utilizar la sumisión, el resultado fue inmejorable, ambos se quedaron congelado con el puño de Alejo a pocos centímetros de la nariz de Luís.
Me tome mi tiempo para inspirar y espirar, soltar los músculos y suspirar antes de volver a prestarle atención a los chicos que seguían en las misma posición. -Bueno ahora os dejarle volver a moveros, pero no quiero más escenitas ni tonterías o yo misma me encargare de churrascaros a ambos ¿entendido?- evidentemente no conseguí ninguna respuesta de los rostros petrificados a los que me estaba dirigiendo, pero sabía que me estaban escuchando.
Normalmente les habría ordenado que volvieran a moverse o algo por el estilo, pero por puro instinto hice un pase con la mano delante, de forma automática ambos volvieron a moverse.
Sus quejas y discusiones afloraron al instante, pero antes de que dijeran nada les corte.
-¡Silencio! Aquí solo hablo yo- los dos me miraron con los ojos como platos, pero no dijeron nada más. -Ahora vamos a entrar, sentarnos y discutir esto como personas, demonios, o lo que sea cada uno.-
Ambos desfilaron delante mía entrando en el apartamento, mientras Alejo refunfuñaba sobre porque tenía que dejar a Luís entrar en su casa.
-Vale, ahora ¿Qué es todo eso de tu madre?-
-Bueno antes de nada, yo he venido a decirte que Alejo es un demonio y tenia como misión conquistarte para que accedas a convertirte en su pareja y así concebir un demonio que sea capaz de reproducirse sin las afras, porque tu eres la anunciada en la profecía, aunque claro tu no sabes lo que es una afra y los demonios tampoco son lo que piensas, pues buena una afra…-
-Luís,-le corte antes de que me hiciera un resumen de todo lo que había descubierto en los últimos meses- ya se todo eso, se lo que es una afra y un demonio, se lo de la misión de Alejo y se lo de la profecía, lo que no se es que haces tu aquí y que es la historia esa de tu madre.-
-Su madre es Aspir- atajo Alejo.
-¡¿Qué?!- no era capaz de salir de mi asombro.
-Y estoy seguro de que el tenía la misma misión que yo pero para las afras- la acusación de Alejo me hizo mucho daño.
-¡Estas loco!- le grite sin poder contenerme - lleva en mi clase todo la vida, nadie puede ser tan retorcido como para preparar un plan a tan largo plazo, y además ni siquiera Aspir sabía quien era yo ¿Verdad Luís?- los preciosos ojos azules de este encontraron en suelo como punto de apoyo, como única respuesta. La desesperación me embargo de pies a cabeza y me deje caer en el sofá mientras las lagrimas corrían por mis mejillas a causa de la impotencia.
-Nalhué, lo siento tanto, te juro que no sabía nada del plan de mi madre hasta, bueno hasta aquel día en que me dijiste que querías estar sola, ese mismo día mi madre me llamó, llevaba mucho tiempo sin verla, sus visitas siempre han sido ocasionales y en ellas me hablaba de mi condición de afra y de lo diferente que era por ser un chico, hasta ese día siempre me había dicho que nunca podría tener descendencia, pero ese día me contó quien eras tu y lo que eso conllevaba. Como sabía lo que yo sentía por ti me dijo que te conquistase, así tendría a la mujer que amaba, la posibilidad de tener descendencia y gran poder dentro de nuestra comunidad, pero te juro Nalhué que yo me negué. Luego para provocarme ella me contó lo que estaba haciendo Alejo, no quería decir nada a tu madre porque sabía que esto iría en contra de sus intereses. Con el tiempo Alejo desapareció así que no me preocupe más por el tema y seguí me vida con mis tutores, pero luego desapareciste tú y me desespere, hice algo que nunca había hecho antes, recurrir a mi padre demonio, o más bien intentar averiguar quien era, pero no tuve suerte. Finalmente conseguí averiguar que Alejo tenía este apartamento y como no tenía otra pista me vine para aquí.-
Yo no me moví de mi posición me limite a taparme la cara con las manos.
-¿Pero como podía saber Aspir que yo era la chica de la profecía, es más como podíais todos saber que era una chica?- murmuré con mi voz cascada. La reacción de los dos fue idéntica, su atención se clavo en mi incapaces de encontrar respuesta para mi segunda pregunta, pregunta que al parecer nadie se había planteado hasta el momento, por su parte Luís respondió a la primera.
-Seguramente tuvo una visión- la sorpresa no fue suficiente para hacerme cambiar de postura, estaba demasiado cansada de todo.
-¿Tiene visiones?- pregunto Alejo.
-Por eso es la Sacerdotisa- le contestó el afra dando a entender que era evidente.-Pero seguro que no se lo dijo a nadie porque no le interesaba tener a nadie en su camino.- esta vez se dirigió a mí, pero yo seguí sin mirarlo.
-¿Y mi otra pregunta?- en esta ocasión nadie me contesto. Me levante y me fui al dormitorio cerrando la puerta a mis espaldas. Desde el salón me llegaban las voces apagadas de lo chicos que discutían en susurros, podría haber utilizado mi oído para saber lo que decían, pero realmente no me interesaba. A los pocos minutos los murmullos se apagaron y la puerta de la calle se abrió para cerrarse de nuevo.
Las lágrimas y el silencioso llanto fueron sustituidos por el sopor y un pesado sueño.
Un olor almizclado me llego haciéndome volver a la realidad. Por la ventana entraba la luz de la farolas en la noche, por lo que supe que había dormido horas. En la oscura habitación una luz naranja flotaba, bajo ésta Alejo me observaba sentado en un sillón.
-Estoy tan cansada de esto- musite con la cabeza en la almohada -tan cansada de que nada sea lo que parece y de que todos tenga secretos escondidos, tan cansada de que nadie me diga la verdad, harta de que todos sepan más sobre mi misma que yo.-
Alejo asentía desde el sillón mientras removía sus cabellos castaños con la mano.
Cegada por la locura salí corriendo de la habitación y del apartamento. Corrí por las calles vacías de Italia, corrí hasta agotarme, hasta no sentir las piernas, hasta perder la conciencia del espació y del tiempo, y finalmente agotada y perdida me deje caer en un banco con los susurros de la oscuridad a mi alrededor. El calor que inundaba mi cuerpo a causa del ejercicio fue desapareciendo poco a poco, dejándome sudada y expuesta a la temperatura de la noche que era extrañamente fría. El viento laceraba mis brazos al descubierto erizándome la piel. Me sentía distante y mareada, me arrepentía cada instante más de la tontería que acababa de hacer y ya que no tenía, al menos que yo supiese, ningún poder que me ayudase a orientarme, confiaba en que alguien viniese a rescatarme de mi propia estupidez.
Cerré los ojos para ahuyentar el cansancio, deje caer la cabeza hacía atrás y me perdí en los pocos recuerdos que aun conservaba de mi extraña infancia. Percibí el agradable olor que Alejo desprendía y me recree en lo que este me transmitía, sin abrir los ojos note como se acercaba a mí, como el calor de su cuerpo inundaba el mío a cada paso que daba, su mano toco mi rostro y me rozo los labios, finalmente la apretó con fuerza contra mi boca impidiéndome casi respirar. Extrañada y desconcertada a partes iguales abrí los ojos para toparme con una intensa mirada de color naranja que desprendía avaricia y frialdad, los rasgos que la acompañaban me eran totalmente conocidos, el pelo castaño, los labios carnosos, pero los años había pasado por esto dejando algunas canas y borrando la perfecta sonrisa. Acababa de conocer de primera mano al Señor Onetti, y no me alegraba en absoluto de ello.