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Entre agua y fuego esta inscrito en el registro de la propiedad intelectual de Granada con el expediente GR-565-09.

martes, 2 de marzo de 2010

Capitulo 29: Portal

Recorrimos de nuevo los enormes pasillos del edificio y subimos las escaleras de mármol que llevaban a la segunda planta. Pasamos de nuevo por la habitación de Alejo y la angustia se me acumulo en la garganta, baje la mirada al suelo y seguí caminando. Cuando llegue a la que había sido asignada como mi habitación Sol ya estaba esperando. Como salido de la nada en el centro de la habitación había un maniquí que lucía un impresionante vestido. Era evidente cuando pedí a Sol que eligiera mi ropa que ella no escogería algo precisamente discreto, pero esto había superado todas mis expectativas. El vestido, en armonía con el edificio, era de época victoriana, con una larga falda que llegaba hasta el suelo y un corsé con cuello de barco y escote en forma de corazón. En el cuello del maniquí brillaba una preciosa gargantilla de estilo gótico que al igual que todo el conjunto era negra, contra todo pronostico no había rastro de violeta.
-Es precioso- musite mientras rozaba con mis dedos la suave tela.
-Me alegro que le guste mi señora, pero no hay tiempo que perder y su pelo tiene bastante trabajo- asentí mientras me sentaba como Sol me indicaba en el banquito que había frente al tocar de forja. Observe los frascos que ella había depositado allí, intente enfocar mi atención y ver algo, pero fue inútil.
Cerré los ojos para pasar el dolor de cabeza que la tarde de investigación forzada me había ocasionado, el trabajo de las manos de mi improvisada peluquera en el pelo me relajaba y me inducía al sueño. Cuando abrí los ojos los rizos habían desaparecido de mi cuello y estaban entrelazados en un cuidado moño alto con pequeños adornos negros que resaltaban con el color de mi cabello.
-¿Esto es porque eres un demonio?- pregunte asombrada.
-No señora- río ella- es porque me gusta la moda. Nos falta el maquillaje.- según lo dijo lo hizo, con lápiz de ojos y sombras grises resalto mi mirada, utilizo demás cosas, que yo no sabía ni lo que eran, para hacer que no me reconociera ni yo, parecía mucho mayor, más madura, justo lo que necesitaba para la situación que se me presentaba por delante.
-Ahora el calzado- se dio la vuelta y apareció con una caja enorme- he observado que no esta acostumbrada a llevar tacones, por eso he escogido esto- me tendió la caja y la abrí. En ella había una preciosas botas de cuero que llegaban hasta la parte baja de las rodillas, con cordones que se entrelazaban desde el tobillo hasta el final de ellas, tacón alto pero ancho y resistente.- Con ellas le será mucho más fácil andar.- me quite los vaqueros y me las puse. Sol vino hacía mi con el vestido en sus brazos, yo me quite la camiseta rápidamente y la ayude a pasarme el vestido por la cabeza. Ella me apretó el corsé tirando de las cintas, después me coloco la gargantilla. Mira hacía delante donde me encontré de frente con el gran espejo. No era capaz de reconocer a la mujer que se encontraba frente a mí, en primer lugar por que era una mujer, y yo siempre me había considerado una niña.
Ya iba a salir de la habitación cuando Sol me llamó. Me gire en redondo hacía ella, en sus manos sostenía una vaina de muslo, en ella sobresalía la empuñadura de una daga preciosa.
-Creo que quizás le sea de ayuda- sin decir nada más me levante el vestido y la abroche entorno a mi muslo derecho. Ahora si estaba preparada, salí de la habitación con Sol a mi espalda. Según recorríamos los pasillos de camino a la puerta de salida los que se habían convertido en mis demonios se iban uniendo a nosotras, como si de mi ejercito personal se tratasen. Al llegar a la puerta Marina y Susana estaban situadas a ambos francos de esta. Con gestos mecánicos colocaron una capa negra en mis hombros, levantaron la capucha y la dejaron caer sobre mi cabeza. Extendieron la capa que caía hacía atrás y se situaron detrás de mi junto a Sol. Y así cruce las puertas de la que ahora era mi mansión, como una peligrosa guerrera de la antigüedad acompañada por su ejercito, aunque ni era peligrosa, ni era una guerrera.
Fue al salir a la calle cuando fui consciente de la gran conmoción que yo y mi grupo podíamos causar a los viandantes, más en una hora punta como era esa. Pero ninguna mirada indiscreta se posó sobre nosotros, las exclamaciones no aparecían a nuestro paso y nadie parecía reparar en nuestra presencia.
Sin comprender por qué, pero sabiendo perfectamente a donde tenía que dirigirme guíe a los míos hacía un extraño y abandonado edificio. Las puertas estaban bloqueadas por dos tablones de madera, me pare ante ellos y dos de los demonios más fuertes no necesitaron otra señal para actuar, se situaron frente a estas y los arrancaron de cuajo. Avancé entre las penumbras del edificio arrastrando tanto la capa como el vestido por el polvoriento suelo y levantando nubes. Mis pasos me llevaron hasta una sala circular y de altos techos, la reconocí al instante, era un umbral al consejo, llevaba toda la tarde leyendo sobre esto así que no debía serme tan difícil. Me situé en el centro como sabía que debía hacer, mientras mis acompañantes me rodeaban en un circulo a tres o cuatro metros de mí. Uno a uno fui llamándolos por sus nombres, nombres que la mayoría de las veces tuvieron que decirme, y les daba permiso para liberarse, tras esto sus cuerpos comenzaban a arder liberando todo el poder demoníaco que llevaban en su interior y convirtiéndose en espectaculares antorchas gigantes. Cuando todo el mundo estuvo preparado llego mi momento. Me deje arrastrar por las fuerzas que latían en mi interior, el agua y el fuego me dominaban en igual medida, haciéndome parte de ambos, por lo que sentía como el calor inundaba mi cuerpo que a la vez se sentía fresco y relajado, abrí los ojos para encontrar como olas y llamas violetas me rodeaban por completo ante la asombrada mirada de mi audiencia. Ahora solo quedaba el último pasó. Levante los brazos y utilicé toda la potencia de mi voz.
-¡Consejo de los doce, aquí estoy, soy Nalhué y tus puertas deben abrirse para mí!-
En el mismo orden en que se habían encendido, cada una de las antorchas fue extinguiéndose, dejando así por último mi propia llama. Sonada de no se sabe donde una voz masculina y gutural nos dio la bienvenida.
-Nalhué por derecho propio las puertas del consejo siempre deberán permanecer abiertas para ti.- sin más una luz apareció frente a mí y se fue ampliando hasta poder ver a través de ella un amplio pasillo. La amplitud que había alcanzado la luz era suficientemente alta y amplia para que pasasen tres como yo. Me cuadre de hombros y mire a mis espaldas. Mis tropas se habían reagrupado en el mismo orden con el que habíamos salido de la mansión. Volví a mirar hacía delante, baje las manos por el vestido hasta notar el mango de la daga en mi muslo, acaricie la empuñadora bajo mis ropas, tomé aire y cruce al otro lado.

1 comentario:

  1. Wooooow!! muuy buen capiii !! ME encaaanta como es toda la parte de entrar en el congresoo !! Muuuuy bien pensadoo !! Me encanta como escribes xD espero ansiosa el siguiente capitulooo
    Besooooooos

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