Una semana, completa, siete días, ciento sesenta y ocho horas, diez mil ochenta minutos, seiscientos cuarenta y ocho mil segundos. Y aún no se ha movido, ni un gesto, ni un pestañeo. El suave latido de su corazón y algún que otro pequeño suspiro, es todo lo que tengo para saber que sigue aquí, que no la he perdido para siempre. Me recuesto de nuevo en el sillón que hay junto a su cama. Faltan apenas dos horas para el momento, he intentado evitarlo, pero el Consejo se ha negado. No comprenden que no puedo separarme de ella, que es superior a mí. Un pequeño sonido capta mi atención. La alerta se convierte en esperanza cuando me doy cuenta de que proviene de sus labios, sus carnosos y pequeños labios que hacen cosquillear los mios. De nuevo ese sonido, me concentro intentando entender algo, parece imposible. A la tercera lo entiendo claramente. -Alejo- Mi nombre parece importante en su boca, y más en estos momentos. No puedo evitar sonreír. Acaricio su rostro, colocando con cuidado sus rizos a cada lado. Quien podría pensar que todo acabaría así, que esa niña borde y mal educada que me hecho de su asiento en clase terminaría siendo tan importante para mí. De nuevo la desesperación me golpea, sin aviso, sin paciencia. Necesito que despierte, tenerla de nuevo, provocandome, diciendome claramente lo que no quiero oír, lo que nadie más es capaz de decirme.
-Señor- No necesito girarme para saber que es uno de mis demonios. La maldita ceremonia va ha comenzar. Me levanto sin ganas. No puedo evitar dejar de contemplarla, tan bonita y pequeña, cualquiera diría que es abrasadora como el fuego y arrasadora como el agua. Beso su frente destemplada y rozo sus labios con mis dedos.
-Volveré pronto pequeña.- me giro para comprobar que estamos de nuevo a solas. -Te amo- susurro en sus sordos oídos mientras rozo su oreja con mi boca. O quizás, no tan sordos, pues me ha parecido ver un amago de sonrisa,o simplemente puede que me este volviendo loco. Salgo de la enorme habitación, pero al cerrar la basta puerta de madera, siento que algo mío se a quedado al otro lado.
COMENTAD PORFIS. Nos leemos.
¿Hablamos?
domingo, 27 de junio de 2010
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