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domingo, 13 de diciembre de 2009

Capitulo 5: Primeras consecuencias.

Por fin, y por primera vez en toda la mañana, el timbre anunciaba algo, que nada ni nadie, podía estropear, la clase de literatura universal; y es que, adoro esta asignatura, algo no muy difícil de entender si sabes de mi pasión por los libros. Pero esta vez, se daba el caso, de que mí primera aclaración era errónea, puesto que había algo, más bien alguien, capaz de estropear el que había sido el momento mas maravilloso de la semana durante años. Y ahí estaba, dirigiéndose al aula nueve con cara triunfo y un brillo imborrable en esos inquietantes ojos suyos.
Camine tras él sin acortar distancias, con paso lento y relajado, me acostumbre a este ritmo y me olvide del mundo, mientras me prometía a mi misma que no dejaría que el nuevo me afectara lo mas mínimo, es cierto que no había tenido un compañero de mesa desde la primaría, aunque los profesores se empeñasen en hacer intentos, los cuales siempre finalizaban con las suplicas por parte de todos los implicados para que lo dejaran estar, pero esto no tendría por que ser tan malo, solo tenía que relajarme y ser yo misma, es decir, hacer como si estuviese sola.
Durante mis meditaciones el pasillo había desaparecido y solo veía borrones de colores que pasaban junto a mí esquivándome, aun así puede distinguir la fuente del agua por sus colores metálicos y otro borrón que seguramente bebía de ella, seguí mi camino, y tras dar un par de pasos oí mi nombre a través de la nebulosa, cuanto mas claro se hacía este mas definidas eran las formas que me rodeaban. Me gire para casi morir por la sorpresa cuando vi de donde provenía, lo que faltaba.
-¿Tu también vas a literatura universal?- lo estaba oyendo, le estaba viendo, y aun no me creía que estuviese ahí, pero si iba delante mía, y había cuidado de no acercarme a él, y entonces me di cuenta, debía de a ver conseguido mi propósito de ignorarlo, porque ahora que me fijaba el color beige de su sudadera correspondía con el del borrón de la fuente, debía haberle adelantado y no me había dado cuenta.
-Si- dije sonando muy desconcertada.
-Es el aula nueve ¿no?- continuo él.
-Si- repetí con el mismo tono de la vez anterior.
-La profesora se llama Susana ¿no?-
-Si- parecía que no sabía decir otra cosa, y hasta yo misma me percataba de lo tonta que debía resultar.
-Gracias- su cara tenía una expresión muy extraña.- Oye mira, siento lo de antes, no sabía que era tu sitio vale, pero no creo que sea una cosa como para guardarme rencor toda la vida.
-No es por lo del sitio.- le corte.
-Pues si es por lo de antes, lo de fuera, también lo siento, estaba viendo el centro simplemente, no pretendía molestar, pero es que te giraste de tal forma que me hizo gracias, tampoco es un delito.- Lo dijo todo tan rápido que apenas pude comprender sus palabras.
-Tampoco es eso- sonaba bastante mejor de lo que me encontraba.
-¿Entonces? No me conoces, no tienes motivos para hablarme así o mejor dicho, para no hablarme.- no podía creerlo ¿Estaba preocupado porque no le hablaba?
-No hablo mucho, no es porque seas tú- le aclare - además ahora iba pensando en mis paranoias y me has sobresaltado nada más.-
-Ah, de acuerdo- parecía aliviado- te importa entonces que te acompañe, no tengo muy claro donde es.-
-No claro, pero no esperes conseguir una conversación interesante conmigo, solo silencio- sonrío de una forma bastante adorable, sus labios carnosos se abrieron para dejar al descubierto unos impolutos y perfectos dientes blancos.
-En muchas ocasiones, el silencio se agradece más que ninguna palabra.-
Y esto fue todo lo que hablamos durante el resto del día, las clases pasaron y la mañana con ellas. Volví al autobús totalmente segura de encontrar mi lugar vacío, me senté en el y me relaje, que ganas que tenía de llegar a casa.
Sin previo aviso note movimiento, lo cual anunciaba la presencia de compañía a mi lado, mire de mala gana para toparme con Luís, el cual tenía una extraña expresión en él, no estaba sonriendo, y según parecía tampoco tenía demasiadas ganas de ello.
-¿Pensé que te gustaba estar sola?- parecía molesto.
-Es evidente que si- conteste aunque no sabía porque tenía que darle explicaciones.
-Entonces ¿Qué hacías con el italianito?- así que de allí era de donde venía el apellido Onetti, Alejo era italiano, ¿pero si no tenia acento?, ni su aspecto correspondía con el típico, aunque claro, yo tampoco había visto muchos italianos, entre divagación y paranoia recordé que tenía a Luís esperando.
-No se de que me hables- respondí para dejar ver la indeferencia que me producía el nuevo, o la que quería que me produjera mejor dicho.
-Alejo, el nuevo el que esta sentado a tu lado-
-Ah ese, ¿es italiano?- mi cara de inocencia debió ser estupenda por que el cambio en su humor fue automático.
-Si lo es, y ahora todas las tías de la clase babean por él, aunque me alegra saber que hay excepciones- sonrío, así que eso era lo que buscaba en mi, un calmante para su ego pisoteado, lo que había que ver.
-Si, supongo que es mono, ¿pero a que viene todo esto?- daba igual la respuesta que me diese, yo ya sabía cual era la verdad, pero me intrigaba ver como salía de este lío tan raro en el que el solo se había metido.
-Como me dijiste esta mañana que te gusta estar sola, y luego te he visto hablar con el en pasillo a quinta n hora, pues me ha llamado la atención.- según hablaba bajaba más la voz ¿Significaba eso que se había dando cuenta de la tontería que estaba haciendo?.
-Le estaba diciendo justamente eso- y yo porque le daba explicaciones-
-De acuerdo,- sonrío de oreja a oreja. -no quiero agobiarte, pero me gustaría que fuésemos amigos, prometo dejarte tu espacio- que enternecedor, ahora el superhéroe quería ser mi amigo.
-Quizás con el tiempo- dije intentando desviar la conversación.
-Estupendo,- parecía no haber entendido la gran magnitud de mi quizás.- bueno ahora me voy a otro asiento, para dejarte sola, adiós- sonrío de nuevo, y yo deje caer la cabeza hacía atrás en el asiento mientras profería un quejido de dolor, que era lo que esta situación me estaba provocando, además de una sensación de ausencia continua, menudo culebrón.

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