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Entre agua y fuego esta inscrito en el registro de la propiedad intelectual de Granada con el expediente GR-565-09.

martes, 9 de marzo de 2010

Capitulo 31: Fuego vital, fuente de vida.

-Llama al medico- ordene al chico que estaba parado en la puerta -dile que venga en seguida.- no mire si obedecía pero escuche su apresurada carrera por el pasillo. A los poco minutos sus jadeos captaron mi atención.
-Señora lo siento, pero dice que si esta en esas condiciones ya no hay nada que hacer y que esta atendiendo asuntos importantes como para malgastar su tiempo con un caso perdido.-
-Márchate- no esperaba que mi voz sonase tan fría como lo hizo, pero poco me importaba en ese momento. Me levante con el crujido de la puerta al cerrarse y me acerque a la chimenea que había frente a la cama. Nunca había utilizado ninguno de los medios demoníacos, pero ahora me disponía ha hacerlo. Encendí el hogar con un movimiento de mano, respire y pensé en la persona con la que quería comunicarme, la imagen de medico apareció claramente entre las llamas.
-Ya le he dicho a su siervo que no hay nada que hacer.- actuaba de forma aburrida como quien habla a un niño -no pienso ir.-
-Le seré clara señor Koning, o viene inmediatamente, o yo misma me encargare de rastrearle por toda la faz de la tierra y cuando lo encuentre hacer que su eminencial culo de catedrático arda hasta que ruegue piedad. Aclarado esto ahora le pregunto ¿Esta seguro de que no va a venir?- el silencio que acompaño a su expresión de asombro duro un par de minutos.
-Enseguida voy-
-Eso pensaba- termine la conversación pasando la mano frete a mi rostro y apagando la hoguera.
Volví junto a la cama y espere mientras la tranquilidad de la estancia y la impaciencia me revolvían el estomago y me alteraban los nervios. Me sentía tan sola, sabía que la actitud que había tomado en las últimas horas era la adecuada, si quería sobrevivir en este mundo tenía que ser una mujer fuerte y segura, dejar de llorar cada vez que las situación me superase y asumir mi destino. Pero entonces comprendí que no tendría porque asumirlo sola, estaba mi madre y Clara. ¡No había avisado a Clara!.
-¡Sol!- casi antes de que dijese su nombre la puerta se abrió y la chica apareció en ella, esta era la parte buena de ser su “Señora” aunque odiaba ese termino.
-¿Señora?-
-Necesito un barreño con agua- su cara no cambio de expresión, asintió y desapareció.
Cuando tuve el barreño frente a mi seguí el mismo proceso que con el fuego de la chimenea. Tras unos minutos de espera una soñolienta Clara apareció en la superficie regular del agua.
-Clara tienes que venir enseguida, tu hijo esta muy mal- su rostro perdió todo rastro de sueño enseguida y yo incapaz de decirle nada más sin que la voz me fallara corte la conexión.
El enfermo gimoteo a mi lado y yo me afane en volver a su lado. Al acercarme unos preciosos ojos naranjas se abrieron para recibirme, con su brillo de siempre y las espesas pestañas que los hacían aun más intrigantes. Movió los labios, que estaban secos y agrietados, pero de ellos solo salió un balbuceo inteligible. Después cerro los ojos de nuevo y su respiración se dificulto aún más. La puerta se abrió una vez más en esta agotadora noche.
-Comienza a hacer enema- fue el saludo del medico al entrar en lúgubre estancia- esto no tiene arreglo señorita, ya se lo dije, pero aquí estoy ¿Qué quiere que haga?-
-Que busque una solución, siempre se puede hacer algo- en respuesta se froto las sienes de la cabeza intentando recobrar las esperanza.
-La única solución sería un milagro, este joven a perdido su energía vital que es imprescindible para que un demonio o un afra pueda vivir, lo que nosotros los demonios llamamos su llama vital y las hijas del agua llaman su fuente de vida, para el caso es lo mismo. Esta agotado y ya no tiene nada que hacer.-
-Pero usted dijo que se recuperaría- mi acusación estaba cargada de resentimiento.
-Se perfectamente lo que dije, porque se suponía que el recargaría la energía que le faltaba para recobrar la conciencia, pero es evidente que no lo ha hecho. Y siento decepcionarla señorita, pero esto no es como la sangre de los humanos, lo hay trasfusiones.-
Sin dignarme a responderle me senté de nuevo en la silla de la que me había levantado para recibirle y le ignore. Note movimiento a mis espaldas y me gire para encontrarme a la que se había convertido en mi compañera.
-Señora tal vez debería cambiarse y quitarse ya ese pesado vestido, le he traído esto para que pueda cambiarse en el baño- me tendió unos vaqueros que tenían aspecto de cómodos y una camiseta de hombre. Así que había estado ocultándome la ropa cómoda y dándome modelitos sexys.
-Tienes razón, gracias- tomo las prendas y entre en baño. No quería entretenerme por miedo a que lo pero pudiese pasar mientras yo estaba en el baño, pero me enjuague la cara con agua y me solté el pelo de todas aquellas pequeñas orquillas que me estaban matando. Metí las manos en los bolsillos de los vaqueros y encontré una goma, una pequeña sonrisa agradecida curvo mis labios. Utilice la goma para recogerme el pelo en una coleta que me permitiese apartarlo de la cara pero que no me hiciese doler aun más la cabeza.
Cuando salí Andriana reposaba su cuerpo en el marco de la puerta del baño y Clara había ocupado mi lugar junto a la cama.
-Cariño- dijo mi madre mientras me abrazaba.
La mujer de algodón de azúcar me miro directamente a los ojos y me quede perdida en su mirada, en la desesperación que emanaba y la cantidad de ruegos que encerraba. Sin más se levanto y camino hacía mí sin dejar de mirarme a los ojos, entonces me abrazo como nunca lo había hecho nadie antes, notaba todo lo que sentía y es que ambas sentíamos lo mismo, a muchos les dolería la perdida de Alejo, pero solo el dolor de ambas era equivalente. La sentí llorar temblar entre mis brazos y me di cuenta de que yo no podía flaquear, había demasiada gente que ahora dependía de mi. La ayude a volver a la silla y ella se dejo caer como un boxeador derrotado.
-Que alguien traiga otra silla- ordene al aire, cuando llegue al otro lado de la cama la silla me esperaba. Me senté y mire como Clara tomaba la mano de su hijo y con la otra intentaba retirarse las lágrimas que una tras otra bajaban por sus mejillas. Mire de nuevo al moribundo y casi falle en mi propósito de ser fuerte, acaricie con cariño sus mejillas, un cosquilleo me recorrió las yemas de los dedos. Dude por un segundo si eran imaginaciones mías, pose la palma completa de la mano en su rostro y comprobé que el cosquilleo se hacía más fuerte. Jadee por la sorpresa y levante la mirada hacía todos los ocupantes de la sala, el medico, seguramente por mido a mi amenaza, aun no se había marchado, entonces sus palabras me resonaron de nuevo en los oídos y decidí probar algo. Me levante con determinación y encarame una rodilla en la cama acercándome cada vez más a su ocupante. Todos me miraban con ojos inquisidores sin ser capaces de comprender que pretendía hacer. Respire profundamente y coloque mis manos a cada lado de la cara de Alejo, entonces me acerque a sus labios y lo bese como nunca antes lo había echo, intente poner en ese beso toda mi alma y mi energía, todo lo que yo era y que me hacía amar lo que era el. Las sacudidas eléctricas me sacudieron de pies a cabeza haciéndome sentir calambres, los ojos se me abrieron de forma involuntaria a causa de los espasmos y el dolor me recorría libremente, los brazos me fallaron y estuve apunto de desplomarme, pero unas manos me sujetaron por la cintura y me pareció ver el lugar de Clara vacío. No pude más y deje de luchar contra el dolor, me deje caer y las manos que me habían servido de apoyo no pudieron hacer nada para evitarlo. Me cabeza choco contra el pecho de Alejo tibio y agradable, y entonces los murmullos de voces aparecieron en la habitación, pero automáticamente fueron apagados por los latidos de un corazón y las sombras de la inconsciencia.

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